Ser yo misma
Notas sobre el ser una misma
El otro día andaba por internet y topé con un vídeo de Renata Cerda (si no la conocéis, os recomiendo que echéis un vistazo a su Youtube) en el que comentaba que lo más confuso que le puede decir alguien es la frase de: “se tú misma”.
Ciertamente, es confuso. ¿Qué quiere decir que sea yo misma? ¿Qué sabe la persona que me está diciendo eso sobre mí? ¿Cómo puedo ser yo misma si a veces no sé quién soy?
Ella pensaba en esto a raíz de un podcast que había escuchado y también por algo comentado en el libro de Rick Rubin (te puede gustar más o menos, a mí depende del día, pero creo que tiene buenas ideas para darle una vueltita a las cosas). Lo que viene a decir es que habitamos diferentes versiones de un yo cambiante, por lo que decir “sé tú mismo” puede ser un comentario demasiado vago.
No somos los mismos que ayer, ni los que seremos mañana. Por lo que Rubin propone que “accept our prismlike nature”. Que voy a traducirlo como que aceptemos todas las aristas de nuestra personalidad.
Creo que conforme crecemos (es lo que me ha pasado a mí) aprendemos a abrazar y habitar todo lo que somos. Lo que nos gusta y lo que no, lo que un día fuimos y lo que podríamos ser, las contradicciones, las idas y las venidas.
El resumen es que somos muchas cosas y no nos podemos reducir a nosotros mismos (ni a los demás) a una sola característica. Y esto no solo se traduce en lo que sentimos y en lo que pensamos, pero también en cómo operamos con el mundo que nos rodea y en cómo creamos. Y si no abrazamos esa pluralidad, entramos en conflicto.
Yo entré en conflicto. Entré en conflicto conmigo misma con esta newsletter, también con otras cosas. Pero especialmente con las cosas que estoy creando. ¿Por qué? Porque un día hago una cosa y al otro quiero hacer otra. No por capricho, ni por falta de constancia, si no por curiosidad y ganas de movimiento. ¿Qué acaba pasando? Que no hago la segunda porque pienso: es diferente a la primera, no es eso lo que les he enseñado > no soy esa. Ah bueno. Y quién dice quién soy. ¿No puedo cambiar de opinión?
Un conflicto de identidad. Otra crisis existencial. Es broma. Esta vez no, que ya llevo un par este año.
Así que esta carta, como muchas otras, es más para mí que para vosotros. Y el resumen es que nos podemos liberar de “lo que tiene que ser” para dar paso a hacer aquello que nos genera curiosidad, que nos mueve, que nos reta, aunque se salga de las líneas autoimpuestas.
Lo que hice y lo que creé en un momento determinado era lo que necesitaba hacer en ese momento y está bien. Lo que elijo cada día, me define en ese momento, pero no para siempre y siempre estoy a tiempo de cambiarlo. Lo que “tengo que hacer” es explorar esa curiosidad y no dejarme llevar por la monotonía gris de la vida adulta.
Lo que tengo que hacer, es ser con todo.
*Os dejo por aquí el vídeo de Renata.
** Creo que he empezado con un tema y he acabado con otro, pero bueno, no pasa nada.



Al final, creo que quienes te leemos, lo hacemos porque nos gusta quién hay detrás de las palabras que escribes. O, al menos, lo que se intuye de ti. Con todos tus matices y facetas distintas.
Si cambias de tema y se te van algunos lectores, estará bien, porque será que no te leían por quien tú eres, sino por el tema que tratabas. Y se quedarán quienes te leen *because of you*. Sea como sea de polifacético ese *tú* que se entreve en tus textos.
Spoiler: todos/as somos polifacéticos/as, pero algunos no lo saben aún, porque están demasiado preocupados por mantenerse dentro de un sólo nicho. (y no hay crítica aquí, es a lo que se nos presiona, a mantenernos pintando dentro de los márgenes, sin salirnos de la línea marcada).
Yo abogo por auto-desnichificarnos. Y que sea lo que Dios quiera! 😊
Me resonó mucho este posteo y me hizo acordar a los versos de Walt Whitman que dicen "soy inmenso, contengo multitudes". Gracias!